jeudi 11 février 2016

TRAVESÍAS : JUEGUITOS A LA DISTANCIA Y CON EL TIEMPO, CON MI AMIGO FERNANDO AÍNSA

TRAVESÍAS1 : JUEGUITOS A LA DISTANCIA Y CON EL TIEMPO, CON MI AMIGO FERNANDO AÍNSA ‘’ Cuando amas tienes que salir/ No lloriquees sonriendo/ No te anides entre dos senos/ Respira camina sal vete/, Blaise Cendrars, ‘’ Tu es plus belle que le ciel et la mer’’, Au cœur du monde
Al proyectar mi último viaje -modesto si los hay respecto de mis travesías anteriores hasta las Antípodas y las islas del día de antes- a Bilbao y Zaragoza, en diciembre de 2015, resolví dedicar parte de la estancia en Bilbao al gran explorador bilbaíno: Pedro Enrique de Ibarreta2 , y la de Zaragoza, a un amigo de los viajes, las islas y las utopías, como yo, don Fernando Aínsa3 . Encontré a Fernando en la isla del Príncipe Eduardo, en Canadá, en 2006, en un magnífico congreso sobre la insularidad, en que el difunto C.E.L.C.I.R.P. de Néstor Ponce juntó a muchos otros colgados por el tema de la isla, y durante el cual nos fue dado asistir a una magistral conferencia sobre la insularidad de uno de los organizadores del evento: Godfrey Baldacchino4 -un maltés bien disparatado con las ínsulas también- en chancletas y bermuda, sólo le faltaba el salabre… No se olvidan semejantes encuentros, y cuando nos volvimos a ver hace unos quince días, fue como si todo el jueguito de las islas volviera a empezar… Lo abracé al gran forjador de utopías insulares en el pasillo de su piso de la Plaza San Francisco, como si lo hubiera visto el día anterior, y todos los jueguitos nuestros de isleños viajeros volvieron a empezar… Durante nuestra charla informal en el sofá, le dediqué mi novela de Bonpland5 , y mi diario de viaje de Guido Boggiani6 , y él hizo lo mismo con tres obras suyas7 . Pues empezamos a jugar con el tiempo, al abolir los siete años de separación, por no llegar yo como uno de esos ‘’ amigos de antes8 ’’, de improviso y pidiendo alojamiento y comida. De hecho, me había deparado la suerte del buen viajero una habitación de hotel con magistral vista al Puente de Piedra, a la Basílica del Pilar y al Ebro… Luego, nos comprometimos en escribirnos mutuamente una nota -ya que no basta con hablar del otro en términos teóricos sino que uno debe agasajarlo, para evitar la tremenda ‘’indiferencia’’ - y nos despedimos con las riquísimas empanadas chilenas de Mónica, la esposa de don Fernando, cuya voz aparece de forma anecdótica y cómica en el ensayo suyo que me toca comentar ahora. Travesías no es uno de esos ensayos clásicos, más bien monotemáticos y extensos, que nos toca leer en el mundo académico, es medio transgenérico, primero por su grafía especial. En efecto, el cuerpo del texto, en su centro habitual, se ve desdoblado a cada rato por notas que podrían ‘’ ser de pie de página9 ’’ pero que no lo son; convendría pues preguntarnos el por qué de semejante disposición gráfica: ''El centro Al final de estas idas y vueltas, de todos estos viajes entre aquí y allá y los cambios de punto de vista sucesivos que se asumen unos y otros en el espacio, puede haber quienes se pregunten, legítimamente, si esta Travesía, estos Juegos a la distancia entre ‘’ aquí y allá’’, no están viciados de nulidad. Tal vez el juego para voces múltiples que se ha jugado a través de estas páginas es nulo desde el principio10.'' Vamos a arriesgar una hipótesis, en estas notas centrales, con alta carga de cinismo y nihilismo en este ejemplo, el autor pasa a un plano metalingüístico de auto-crítica, casi de auto-censura, que quizás hubiese pasado desapercibido a pie de página; su gestión extraña del paratexto le permite además meter el yo, meterse a sí mismo, enfermo y solitario en un cuarto de hospital, algo inusual también en un ensayo: ''Se ruega no caer en el sentimentalismo barato y en otros males pequeños-burgueses. Apenas restablecido, estos fantasmas deberían ser conjurados con energía11.'' En su especie de geopoética, hay mucho ego, mucho lirismo incluso, que derivará luego en un ‘’ aprendizaje tardío’’ de la poesía. En sus ‘’juegos a la distancia’’ entre un acá parisino o zaragozano, y un allá montevideano, entre un norte y un sur, no simples polos opuestos sino verdaderos conceptos o categorías oponiéndose, entrechocándose a veces, barloventean las voces, exteriores e interiores, de un ser herido por la fractura entre el sur de la infancia en el Cono Sur que ya pasó a simple recuerdo, totalmente desfasado de su actual realidad, con acentos kunderianos12 , y la del norte, del presente, en que suele darse en espectáculo para confortar los tópicos de sus interlocutores, de los que quedaron acá, de ‘’ los que viven una sola vez [y] se aburren13.’’ Como ya lo habrán notado, el viaje y el exilio están en el meollo de todo el librito de Fernando -cortito pero denso- y la crítica a los que se quedaron es feroz: ‘’ Están asomados a las puertas de las casas en que nacieron y no han salido de su pueblo14.’’, sin lugar a dudas por sentir don Fernando a su vuelta el rechazo, el ‘’re-celo’’, el ‘’re-sentimiento’’ de quienes se quedaron y envidian sus idas y vueltas por el mundo, sus travesías, y cuya actitud segregacionista, excluyente del otro y la diferencia, trastorna al exilado hasta dejarlo en un tremendo malestar existencial y hacer que llegue a preguntarse: ‘’ ¿El exilio, estar mal consigo mismo15? ’’ Esa parte de la obra me recordó una frasecita mía, que elegí de exergo para encabezar la página de inicio de mi dominio16 en internet, diciendo más o menos que el viajero tiene vidas múltiples y que por donde pasa se lo considera un poco como un ‘’intruso17 ’’, pero dando a entender que ese anonimato le da más latitud para las travesuras del viaje por el sur, ‘’ válvula de escape18 ’’ para la gente libertaria y libertina de un norte (Francia) actualmente totalmente liberticida. En cambio, en el caso del exiliado, suele ser un intruso entre los suyos, al volver al pago de la Banda Oriental, será más bien una sensación muy fea para ‘’el ser del sur19 ’’ como se autodenomina o designa a sus pares latinos exilados, con mucha eufonía, el autor, en uno de sus mejores capítulos sobre el exilio… Igual que el personaje de mi primera novela: Amado Bonpland, yo, el viajero, encontré la felicidad en el sur, haciendo travesuras mis travesías, tal como lo recalca don Fernando en una de esas notitas centrales tan pertinaces: ¿Cuándo se dirá ‘’ encontró el sur’’ de aquel que habiendo perdido el Norte ha descubierto que su destino y la felicidad estaban del otro lado? También le tocó a Fernando hacer de sus travesías unas travesuras, jueguitos con el espacio, encontrarse a sí mismo con el Sur, por un instante fugaz y voyeuriste, tipo Aleph, con la chica – acaso una prostituta- que duerme desnuda cerca de los servicios del ‘’ Restaurante Don Juan’’, y a la cual espía desde la ventana del patio, la cual de repente ve que la está mirando y le sonríe, uniendo por un ratito sus dos trayectorias que sólo se cruzan en ese mínimo punto, en su mítico viaje de diciembre de 1991, en autobús desde Montevideo a Chile, la andina patria alargada de su esposa: ''Debe pasar algo en esos instantes de mágica contemplación, porque de pronto abre los ojos y me mira con dulzura y me sonríe, como si hubiera pasado la noche en su compañía. Luego, lentamente, con pereza, estira la sábana, se cubre y se vuelve a quedar dormida20.'' Pues los jueguitos de don Fernando con el tiempo de la infancia y sus espacios recobrados, a través de viajes míticos para apropiarse de nuevo de sus territorios, son a la vez textuales, ocupando varios espacios en la página y asumiendo varias voces, dentro y fuera de él, en las de los miles de otros de exiliados políticos de América Latina de los años 70 y 80, y también conceptuales, al manejar categorías tan difíciles de asir como el viaje, el exilio, el norte y el sur. En este aspecto, el libro cobra sus aspectos más brillantes en el abordaje a la categoría de isla, idóneamente titulado: ‘’Islario contemporáneo21’’, que viene al final, a modo de colofón: el lugar de enunciación del exiliado ‘’des-exiliado’’ es una isla, su isla interior, la voz de su conciencia ‘’a-islada’’, en especial en las notitas centrales… En aquella isla-matriz, chiquita y linda, textual y conceptual, hay una vulva de mujer a lo Michel Tournier, o de varias mujeres, al borde del camino, de los caminos del exiliado: la chica del ‘’Don Juan’’ de forma inesperada y puntual, y la mujer-madre: su Mónica, como constante invariable e isla-abra para el descanso eterno de la pareja. Aunque sea una soledad de a dos, de a dos exilados latinos se aguantan mejor las secuelas de tantas travesías, de tantos trastornos entre un norte y un sur, que lo despistan a uno al querer encontrarse con el otro, como el viajero, o más bien consigo mismo, como el exilado ‘’des-terrado’’ de sus islas rioplatenses: mi amigo don Fernando Aínsa… Éric Courthès, 12/02/16 Cul-de-Sac, San Martín, Guadalupe Travesías, Juegos a la distancia, Ediciones Litoral, Málaga, 2000, http://fernandoainsa.blogspot.com/p/obras-individuales.html [1859-1898] Después de exiliarse a Francia e Inglaterra durante las Guerras Carlistas de joven, de cartografiar el Chaco argentino, de pelear en la Guerra de Cuba, el ilustre y temerario bilbaíno terminó devorado por los Tobas del río Pilcomayo, a los 39 años, igual que Jules Crevaux, dieciséis años antes, a los 35. http://www.euskalkultura.com/espanol/noticias/pedro-enrique-ibarreta-un-aventurero-vasco-en-tierras-de-cuba-brasil-argentina-bolivia-paraguay Palma de Mallorca, [1937], escritor aragonés y uruguayo que trabajó de director editorial en la UNESCO en París, de 1974 a 1999. Es ensayista, crítico literario y poeta. Sus ensayos de americanista suelen versar sobre temas tan ricos como la utopía, el exilio y las islas. Por no estar afiliado a ningún laboratorio, su estilo sencillo, pedagógico, y transgenérico, no se parece al de los típicos académicos, cuya jerga es a menudo abstracta, elitista e ilegible… https://eroxacourthes.wordpress.com/2006/09/02/une-vision-globale-et-transdisciplinaire-des-etudes-insulaires-par-godfrey-baldacchino-p-1/ Memorias de un muerto, el viaje sin retorno de Amado Bonpland, Asunción-Corrientes, Servilibro-Subsecretaría de Cultura de Corrientes, 2010. http://www.servilibro.com.py/libreria/productos/memorias-de-un-muerto-el-viaje-sin-retorno-de-amado-bonpland [1861-1901] Explorador, pintor, y etnofotógrafo italiano, asesinado a los 40 años por los Chamacocos Bravos, en Paraguay, en el Chaco Boreal. Traduje al español , compilé y anoté un diario de viaje suyo a los Caduveos, en 1892, Los Caduveos, Guido Boggiani, Universidad Católica, C.E.A.D.U.C., Biblioteca Paraguaya de Antropología, Vol. 95, Asunción, 2014. http://www.ceaduc.uca.edu.py/index.php/el-ceaduc/staff/87-libros/autores-nacionales/109-los-caduveos, a partir de la traducción brasileña de Amadeu Amaral Júnior, revisada por Herbert Baldus, Os Caduveos, Editorial Itataia, Belo Horizonte y Editorial de la Universidad de São Paulo, 1975, de la obra original en italiano: I Caduvei, Editorial Ermanno Loescher & Co, Roma, 1905. 1 Desde el otro lado, prosas concisas, Pregunta Ediciones, Madrid, 2014, http://preguntaediciones.blogspot.com/2015_04_01_archive.html Aprendizajes tardíos, Ediciones El otro, el mismo, Mérida, Venezuela, 2007, http://www.iberlibro.com/buscar-libro/titulo/aprendizajes-tardios/autor/fernando-ainsa/ 2 Ibid, pp. 45-46 3 Ibid, p. 106 4 Ibid, p. 62 5 Ibid, p. 51 http://www.revistadelibros.com/articulos/la-ignorancia-de-milan-kundera 6 Ibid, p. 47 7 Ibid, p. 47 8 Ibid, p. 64 9 ‘’Los viajes solitarios nos permiten vivir varias vidas, llegar como intrusos en fiestas de otros, entrar en sus amores, sus amistades, y sus juegos, el Viaje nos hace múltiples, en el espacio y el tiempo, inmortales …’’ http://ériccourthès.com/index.html 10 ‘’ En ese primer y remoto desajuste que persevera hasta hoy, está tu extranjería esencial. Esa condición de intruso que te da la mirada diferente sobre los hombres y las cosas.’’, ibid, p. 61. 11 Ibid, p. 77 12 Ibid, pp, 65-90 13 Ibid, p. 99 14 Ibid, pp. 101-119 15 ‘’ Ya lo dijo D.H. Lawrence en El hombre que amaba las islas: ‘’ una isla, si es suficientemente grande, no es mejor que un continente. En realidad debe ser bastante pequeña para sentirse como una isla y diminuta para que se adapte perfectamente a tu propia personalidad.’’, ibid, p. 104

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